Uno de los mejores colegiados que pitan en España, Undiano mallenco, tiene ante sí una prueba de fuego, al ser el encargado de poner orden en el próximo clásico del fútbol español, el FC Barcelona-Real Madrid.
AMANTE DEL FÚTBOL. La entrevista estaba concertada desde días antes y la perspectiva era realizar una charla amigable y relajada donde poder hablar tranquilamente sobre el fútbol y todo lo que le rodea, sin olvidar que teníamos de fondo un Barça-Madrid que va a ser dirigido por él. Sin embargo, el desgraciado incidente del Betis-Sevilla de Copa empañó la entrevista porque hizo que nuestro protagonista tuviera más cuidado de lo normal con algunos temas. Hablamos de la importancia del arbitraje, porque sin los colegiados no habría manera de aplicar el reglamento. Gracias a gente amante del fútbol como Undiano, que son capaces de aguantar carros y carretas, los partidos se disputan. Este colegiado es un auténtico apasionado y enamorado de lo que hace. Su entusiasmo y dedicación es absoluta. Cuando se habla con Alberto se ve que es un tipo sencillo que quiere seguir aprendiendo cada día un poco más para ser mejor y estar más preparado para una de las pasiones de su vida: el arbitraje.
DB.- ¿Qué recuerdo guarda de sus inicios?
-Muy bueno. Era diferente; salías a pasarlo bien. Ser de Primera es increíble, pero el ambiente de aquellos tiempos era precioso.
DB.- ¿Siempre quiso ser árbitro?
-Para nada. Fue algo casual. Jugué a fútbol hasta los 13 años hasta que pasé al Instituto. Entonces un día un amigo me propuso ir a pitar y fui. Tuve buenas sensaciones, me divertí… Y hasta hoy, que ya han pasado 20 años. Cuando me junto con él siempre lo recordamos. Él luego lo dejó, una pena. Lo cierto es que si no me hubiera propuesto ir ese día supongo que no hubiera sido árbitro.
DB.- ¿Cómo es el día a día de un árbitro profesional?
-Cuando hay competición fuera del país, dedicas casi la semana a ese partido porque no tenemos vuelos chárter y son tres días los que pierdes entre una cosa y otra. Cuando tienes tiempo libre te dedicas a prepararte física y tácticamente. Actualmente estoy centrado en esta carrera y me resulta complicado compaginarla con otros trabajos, ya que estás muchos días fuera.
DB.- Es decir, que piensa todo el día en el fútbol...
-No, porque no se puede estar las 24 horas pendiente del fútbol y menos siendo árbitro... ¡te volverías loco! Trato de repasar cosas que he estudiado para algún día reincorporarme a la vida laboral.
DB.- ¿Cómo lleva su familia que sea árbitro?
-Bien- Siempre me han dado el apoyo que he necesitado. Son los que están en los buenos y en los malos momentos. Mi mujer lo tiene asumido; cuando me conoció yo pitaba en Segunda, así que está curada de espantos. Yo les digo que no miren mucho los medios de comunicación, que si no se volverán locos.
DB.- Y usted, ¿mira las crónicas y resúmenes de sus partidos para saber qué dicen?
-No es bueno después de un partido leer todo porque tú también te puedes volver loco. Pero no mirar nada, además de imposible, tampoco es bueno. Tienes que estar enterado de lo que pasa.
DB.- ¿Cómo se define como colegiado?
-Soy bastante tranquilo. Soy dialogante si es de manera correcta y sin excederse. Tengo tardes buenas y malas, pero trabajo mucho para equivocarme lo menos posible.
DB.- ¿Para usted que es más importante en el campo, qué le dicen o cómo lo dicen?
-Los gestos, sin lugar a dudas. Conmigo se puede hablar siempre que sea de manera correcta. Lo malo son los aspavientos que me quitan autoridad.
DB.- ¿Es mayor la tristeza cuando un mala decisión influye en el resultado?
-Cualquier fallo te genera un sentimiento de tristeza, pero es cierto que es mayor cuando tiene trascendencia en el resultado. Aunque hay que matizar eso, ya que el partido dura 90 minutos y no es justo que por una acción te carguen toda la responsabilidad. Los años hacen darte cuenta de que es imposible no tener errores, si no serías un robot, pero hay que trabajar para tener los menos posibles; hay que tender al error cero, aunque alcanzarlo sea imposible.
DB.- ¿Se va más enfadado a casa si le engaña el tramposo de turno o si aplica mal una norma?
-Los dos son errores graves. Obviamente, los técnicos lo son más, ya que lo mínimo es que conozcas las normas y las sepas aplicar. Por caer en la simulación te cabreas, pero no tienes la culpa, ¡qué más quisieras que acertar!
DB.- ¿Qué es peor un defensa sucio o un delantero que se tira mucho?
-Ambas son situaciones incomodas, pero... hay jugadores más y menos duros, pero lo del tema del engaño es algo que nos duele a todos. Hay que matizar una cosa, y es que no engañan al árbitro, engañan al otro equipo, y quién sabe si al año que viene jugará en ese otro equipo.
DB.- ¿Es difícil arbitrar a expertos en interpretación?
-Hay auténticos artistas. Lo malo es que creo que se engañan incluso a ellos mismos. Lo cierto es que hay jugadores que se tiran tan bien que es hasta difícil verlo por la televisión. Es una lacra para el arbitraje. No es bueno para nadie, pero ya cuando lo ves en los niños entristece mucho.
DB.- La primera medida puede ser llamar tramposo al que se tira, y no pillo...
-¡Ojalá! Hoy en día cuando un jugador se tira y el árbitro pica el culpable es el colegiado.
DB.- ¿Hay jugadores más fiables que otros?
-Sabes de algunos de los que te puedes fiar más o menos, pero esto es peligroso y hay que evitar a toda costa prejuzgar. La clave es combinar la información que tienes antes con comenzar el partido con la mente limpia. Es muy importante olvidar problemas anteriores que hayas tenido con algún jugador; lo que ha pasado, pasado está.
DB.- ¿Ve los partidos que ha pitado para comprobar cómo lo ha hecho?
-Generalmente los grabo y los repaso. No para ver si he acertado, que también, si no para analizar cosas como la posición, el trabajo de los asistentes y el por qué de los errores para mejorar.
DB.- ¿Le ha pasado salir del campo pensando que lo ha hecho bien y luego darse cuenta de que no ha sido así?
-Claro que sí, y al revés también. He tenido partidos en los que he salido contento y luego pongo el partido grabado y dice otra cosa; parece que has vivido otro partido.
DB.- ¿Ha llamado alguna vez en el descanso a casa para saber si había sido penalty?
-Mis auxiliares y yo desde que entramos al campo hora y media antes de que comience el partido hasta que salimos estamos desconectados del mundo. Jamás lo haría, no vale para nada. Hay que seguir trabajando y esforzándote. Pero lo que sí pasa es que los propios jugadores te lo dicen en el túnel.... dicen que han oído que ha sido que no ha sido, pero muchas veces será hasta mentira. Es un modo de tratar de influir. Cuando te dicen eso, te entra por un lado y te sale por el otro.
DB.- ¿Los jugadores protestan porque creen que pueden cambiar una decisión o para influir en la siguiente?
-Para tratar de influir en la siguiente acción, pero un árbitro profesional está lo suficientemente preparado para soportar eso. Te equivocas, pero porque somos humanos, no por esa presión. No hay nadie más feliz que el árbitro cuando todo ha salido bien. ¡Es que parece que todo el mundo tiene derecho a equivocarse menos nosotros!
DB.- De lo que pasa en los córners, mejor ni hablamos...
-Es una de las batallas que tenemos los árbitros. Se ven agarrones, pero un agarrón que en la tele parece muy grande, y en el campo se ve que no es tan fuerte como para pitarlo. Creo que el índice de peleas ahí ha disminuido, pero aún así es muy complicado porque hay 17 jugadores en poco espacio. Y después tenemos la televisión, que juega en nuestra contra sacándonos ‘los colores’. Estar en todo es muy complicado.
DB.- ¿Los colegiados tienen equipo favorito?
-Desde que uno se hace árbitro se vuelve muy frío, cambia los colores que tenía por el de los árbitros, que, afortunadamente, ya no es el negro.
DB.- ¿Se sienta ante el televisor para ver fútbol en sus ratos libres?
-Me gusta ver partidos, aunque no sea enteros porque ahora con mi hijo pequeño los veo más a trozos. El fútbol me gusta mucho y veo también otras ligas, no solo la española.
DB.- ¿Hay jugadores que ayudan a los árbitros?
-Sí, y es muy positivo. Nos intentamos apoyar un poco en ellos pidiendo que calmen a algún compañero, o cosas así. Con los años vas conociendo cómo es cada uno, sabes quién es más nervioso y más tranquilo. El arbitraje tiene mucho de psicología y es casi lo más importante porque técnica y físicamente vamos todos muy preparados.
DB.- ¿Quiénes son peores, los futbolistas o los medios de comunicación?
-Creo que todos los estamentos estamos condenados a entendernos y a tener una relación de respeto. Entiendo las críticas justificadas a los árbitros, siempre que no se toquen cuestiones personales o se dude de nuestra honestidad. Hay que tener en cuenta que somos los primeros interesados en que salga todo bien.
DB.- ¿Estudia mucho los partidos antes de pitarlos?
-Tú tienes que conocer las circunstancias de cada encuentro. Estoy recordando una charla que dio Pierluigi Collina que hablaba de estudiar cómo juegan los equipos cómo colocarse mejor para seguir el juego. Hay que tratar de prever lo que puede pasar, aunque siempre digo que un partido es como un melón, nunca sabes cómo va a salir.
DB.- ¿Pitar un Barça-Madrid es la guinda más dulce del pastel de la Liga?
-En la Liga hay muchas guindas dulces, por no decir todas. Cuando empecé, pitar en Primera era un sueño porque aquí cualquier partido es muy importante y te produce la misma ilusión.
DB.- ¿Se portan distinto los jugadores en estos enfrentamientos entre Barça y Madrid?
-Son partidos de gran repercusión, y sólo eso es lo distinto, porque sólo es un partido de fútbol. El fútbol es mucho más sencillo de lo que parece. La diferencia está en la repercusión.
DB.- Se habla de que para este tipo de partidos no hace falta motivar a los jugadores, ¿y a los árbitros?
-Nosotros siempre tenemos que estar alerta, en cuanto te relajas vienen los problemas. Todos los equipos merecen el mismo respeto, y tu deber es estar siempre al cien por cien para pitar.
DB.- ¿Qué partido le encantaría pitar?
-El partido soñado para todo colegiado es la final de una Copa del Mundo, pero está claro que es algo utópico... es cada cuatro años, hay pocas finales y pocos árbitros que hayan tenido esa suerte. Estar en ese partido sería un sueño cumplido, pero ni me lo planteo; suena a sueño imposible.
DB.- Imagínese que en el siguiente Mundial le dieran la oportunidad, pero España llega a semifinales y dependiendo de lo que haga pitaría usted o no...
-Sería un dilema terrible. Lo bueno es que pasase lo que pasase tendría motivos para alegrarme... pero sería una situación complicada.
DB.- Mucha mala suerte tendría que tener usted para que justo ese año a España le diese por hacer algo…
-Hasta ahora no han logrado hacer nada nunca, pero en el fútbol todo es posible. Espero que uno de estos años nos den una alegría.
Gran árbitro que toca para el Clásico, y gran entrevista.
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